Cannes 2015-2
De realidades y fantasías
Por Aurélie Dupiré
Enviada
Cinegarage
Cannes 2015. Día 0. Las escaleras frente a la Salle Debussy, una de las cuatro sedes de la competencia oficial del Festival, ya están listas para recibir a los festivaleros hambrientos de descubrir la cinta La tête haute, dirigida por Emmanuelle Bercot y protagonizada por Catherine Deneuve, Benoît Magimel, Sara Forestier y la “revelación” Rod Paradot. Esto podría parecerse a cualquier primer día de clase. Están los que llegaron temprano, los que ya estudiaron decenas de veces la agenda de los diez días, las victimas del jet-lag que despertaron a última hora y ruegan para que se les deje pasar y los que se alegran del reencuentro con los compañeros del mundo entero que se dan cita aquí una vez al año. Una linda voz nos anuncia que ya nos tenemos que sentar y (¡ojo con eso!) apagar nuestros celulares porque la película va a iniciar. Suena “Aquarium” de Camille Saint-Saens y frente a nosotros hace su debut un adolescente francés, lleno de furia, perdido, que sobrevive entre las estructuras públicas de educación y rehabilitación, los robos de coche, el primer amor y la amenaza permanente de terminar en la cárcel. Un osado golpe de realidad.
En la conferencia de prensa que dan la directora y el elenco al terminar la proyección, nace el debate y caen las máscaras. Una periodista alemana le pregunta a Bercot por qué la película está en apertura y no en competencia oficial. La directora duda un momento y finalmente confiesa que ella también se pregunta lo mismo. Sonríe, pero todos entendemos que si bien no niega el gran honor que es, también le hubiera encantado competir por la Palma de Oro. Momentos después, es hora de un encantador encuentro entre los integrantes del jurado y los periodistas. A la mesa se sientan Guillermo Del Toro, Jake Gyllenhaal, los hermanos Coen, Sienna Miller, Rokia Traore, Sophie Marceau y Rossy de Palma, y no puedo dejar de pensar que me encantaría asistir a tan solo una de las diecinueve funciones oficiales con este panel… pero la realidad es otra, y por más que corra para llegar a ver la primera película en competencia, Our little sister del japonés Hirokazu Kore-Eda, quince minutos antes del arranque, la sala ya está llena. Todos rogamos y anteponemos algunos argumentos válidos y otras mentiras piadosas (“tengo entrevista con él mañana a primera hora”, “me apartaron un lugar”, “solo salí un minuto…”) las puertas no se volverán a abrir. Y punto.
Decido ser más precavida y llego 40 minutos antes a la proyección de The Tale of Tales del italiano Matteo Garrone. Mismo ritual. Linda voz. Celular apagado. “Aquarium”. Procuré llegar con la mente (casi) en blanco al festival y no ver avances, ni leer sinopsis o anécdotas de rodaje, y esta vez descubro que ya no es cuestión de realidad, sino de fantasía. Reyes mujeriegos, reinas celosas, ogros, ancianas que cambian de piel, príncipes rebeldes y unos escenarios que me quitan el aliento: el mundo de Garrone, inspirado por los cuentos de Giambattista Basile, es original y divertido y deja presagiar una competencia feroz -esa es la película que me hubiera gustado ver con Del Toro y los hermanos Coen, por ejemplo-.
Realidad y fantasía cruzan de nuevo mi camino a la hora de escoger cuál será mi primera función de mañana a las 8.30 y creo que dejaré de lado a la bomba Mad Max: Fury Road para la bomba Adèle Exarchopoulos (alzada nuevo ícono del cine francés con su papel en La vida de Adèle) quién protagoniza junto a Tahar Rahim Los anarquistas, cinta que inaugura La semana de la crítica.
