Ayer durante el día Guillermo del Toro tuvo participación activa en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. El director tenía programada una plática a media mañana, misma que consiguió abarrtora el salón de la Expo en donde se realiza buena parte del Festival.
En esa plática, inicialmente dedicada a su obra cinematográfica, fue inevitable ligar a la misma y al exilio en el que trabaja con la situación política, social y económica que vive México, país natal del cineasta.
Entrados ya en la plática sobre la corrupción y ante auditorio completamente lleno Guillermo del Toro criticó fuertemente al gobierno mexicano y a la clase política “por las chingaderas quer hacen” y continúo exponiendo su preocupación por la corrupción en México recalcando la poca voluntad de ese gobierno por termninar con ese lastre.
Del Toro dijo: “Me encantaría sentarme con la clase polítoca y prenderles el fuego para que hubiera voluntad histórica, no nada más voluntad de robar. A muchos de nosotros nos van a olvidar, pero a ellos, las chingaderas que hacen, las va a recordar la historia”.
Ello no fue impedimento, sin embargo, de que Del Toro expresara su deseo de filmar en México una película que ha tenido en la cabeza por 15 años y que lleva por nombre Plata. El impedimento para que lo haga es, a pesar de todo, la inseguridad. “Hace años, cuando quise filmar El espinazo del Diablo la historia era netamente mexicana. Cuando el IMCINE la rechazó la convertí en una historia española y me fui a filmar a España”, señaló para dejar claros varios de los motivos de su exilio creativo.
“Lo que me previene de venir es la seguridad mientras mis hijas no son adultas, porque en un rodaje publican todos tus movimientos en un pedazo de papel y es arriesgado para mí pensar en eso después del secuestro de mi jefe, pero lo voy a hacer si no me agarra un ataque al corazón en los tacos” remató en tono de broma.
Mientras tanto, en una clase magistral en el TEC de Monterrey Diego Luna aportaba más a los reclamos al gobierno al declarar que “en un país con más de 150 mil muertos en 10 años sería tristísimo que el cine no hablara de ello. La cinematografía debe ser un reflejo de nuestro país. El cine es una herramienta de cambio y para cambiar los temas que toca el cine hay que cambiar nuestra realidad. Ahí está el caso de El infierno, todo lo que se dice lo conocíamos, pero el público llenó las salas porque se reflejaban ahí”.
La cosa no está sencilla.
