Walesa: la esperanza de un pueblo. Crítica

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Walesa
La huelga punk
Por Erick Estrada
Cinegarage

Andrzej Wajda es polaco, uno de los directores que más renombre han otorgado a la industria cinematográfica de ese país. De ahí que al ser él quien nos dote de los elementos para entrar en la historia de la Polonia de la última parte del siglo XX sea más que suficiente para abrir de par en par la cabeza y dejarse llevar.

De mecanismos finos pero con fuerza extraordinaria, encuadres precisos y recreaciones que podrían incluso considerarse autobiográficas, el cine de Wajda es reconcentrado aquí, en esta serie de impresiones alrededor de la personalidad y los hechos que hicieron de Lech Walesa un héroe en Polonia y una de las figuras que transformaron el mundo a partir de los años 70 del siglo XX.

El pretexto es una entrevista que una periodista italiana le realiza, atemporal, casi fuera de circunstancia, a un Lech Walesa que se ve en perspectiva, como si fuera la Polonia que reflexiona sobre esos cambios, sobre las huelgas en los astilleros y los obreros cansados de la carestía y la inflación de un país rendido a la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial.

Y es con esos mecanismos que Wajda, la otra Polonia que se ve en perspectiva, retrata con una calidez adictiva los momentos en que los antiguos discursos y las viejas políticas perdieron actualidad ante un mundo que, como siempre, cambia de abajo hacia arriba, desde las calles y hacia los salones de gobierno.

Hay metáforas ligeras como aquella en que Walesa camina empujando la carreola de su hija escondiendo panfletos a favor de la huelga, y que luego explota en el absurdo de verlo encarcelado con su hija a la que todos procuran, en un simil de la solidaridad que está por venir. Trabajos visuales como ese hacen que esta película que podría saber panfletaria, no lo sea. En lugar de eso, vistazos de reojo a lo complicado de la situación narrados con la calma del hombre entrevistado en su sala.

Wajda revisa el oportunismo religioso de Juan Pablo II –usó el profundo catolicismo polaco para impulsar cambios convenientes más al Vaticano que a Polonia-, la importancia de las huelgas, el nacimiento del movimiento Solidaridad, de fama mundial en esos años e instrumento indispensable para lograr el cambio político en un país que se hundía en su necedad manipulada por la mano dura del Kremlin.

Deja también en la pantalla el mundo de esos años, la dureza y la rudeza, las vías de escape y el valor de la información, el espíritu de Radio Free Europe, la sensación de no futuro que veía como única salida el choque, la estridencia.

Esto último, como el resto de la película, es puesto en escena con una sutileza genial, con una delicadeza musculosa, a través de una banda sonora brillantísima, que se despoja de un trapazo de los violines y las orquestas obvias del cine biográfico occidental y en su lugar utiliza casi documentalmente un punk (polaco presumiblemente) casi new wave (recuerden, el mundo se transformaba) adornando imágenes de archivo, montajes de Gdansk, la ciudad de Walesa y sumando información a ellas, la información del espíritu de rebeldía, de resistencia y necesidad de transformación, de la siempre necesaria ruptura. Disfrazadamente autobiográfica e histórica la película resulta indispensable en un mundo que ha olvidado que fue el choque y la disidencia lo que abrió paso a muchas de las libertades que hoy se dan por sentadas. Por ello y de la misma manera que lo hace con todo lo demás, también hay aquí vistazos a la opresión, a la censura, a la represión, reflejo de los medios del sistema.

Walesa ganó -en el momento más complicado de su lucha- el Premio Nobel de la Paz. Sin presumirlo demasiado Wajda acomoda ese momento para provocar la reflexión sí, sobre la lucha pacífica, pero también sobre el reconocimiento al derecho a la diferencia, a la disidencia, al cuestionamiento que hace 50 años transformó al mundo, un mundo que hoy a pesar de todo parece querer volver atrás.

Walesa: la esperanza de un pueblo
(Walesa: Czlowiek z nadziel, Polonia, 2013)
Dirige: Andrezj Wajda
Actúan: Robert Wieckiewicz, Agnieszka Grochowska, Iwona Bielska, Maria Rosaria Omaggio
Guión: Janusz Glowacki
Fotografía: Pawel Edelman
Duración: 127 min.

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