Escándalo americano
El mago de Oz dentro del mago de Oz
Por Erick Estrada
Cinegarage
Suena “Goodbye Yellow Brick Road”, el final del camino, y crees que el Mago ha sido desenmascarado. El estruendo es tal que los detalles diminutos se pierden entre los excesos de una década dedicada a los excesos, los años setenta de la cruda jipi. Cuatro personajes se han reunido de la manera más improbable posible y el tornado que trajo aquí a un hombre que en otros tiempos y en otro espacio se habría visto perdido en blanco y negro, se transforma en el adorno de máquinas de planchado y la elegancia reducida a envolturas de plástico.
Escándalo americano es un enorme juego de magia, cuentos dentro de cuentos en los que los personajes que mienten y se ocultan son siempre los que llevan la ventaja. Pero es también la búsqueda de brújula de esos cuatro individuos, quieren un rumbo, un camino que seguir… pero el camino se termina y Elton John lo entona a los cuatro vientos.
Escándalo americano es un gigantesco musical que, como en una historia de engaños y sombras chinescas, tampoco parece un musical. Pero lo que suena y cuando suena, justo como en El mago de Oz (EUA, 1939) hoy tan celebrado pero tan poco revisado, es también la anticipación de lo que viene o la reafirmación de lo que acabamos de presenciar. Las canciones que nunca dejan de aparecer son el coro griego de esta tragicomedia casi histórica y muy engañosa.
David O. Russell se centra en un timador monumental perseguido por otro mentiroso que busca aparentar lo que no es. En medio, las brujas del este y del oeste, una apuntalando al timador, la otra envenenada con las ideas en que se han transformado sus monos voladores. Russell aceptó contar una historia en la mejor de las tradiciones de la mentira, que a veces es ilusión y a veces decepción. Ahí se justifica su referencia a El chico (EUA, 1921) pero también su extra ácido sentido del humor. Y, lo siento, ahí también está acomodada su película.
En un reenfoque de la cinta, Russell se fija después en un personaje que en otras historias buscaría un cerebro, un policía despistado, con ideas enredadas y con una visión del mundo tan simple como la de un hombre de paja. Russell se pone cruel y lo coloca en medio de un complot en el que se antoja a cada segundo que Keyserr Söze se asome por la ventana y grite “¡sorpresa!”. La crueldad se multilplica cuando nos damos cuenta que comenzamos a aborrecer a este personaje (un atolondrado pero bien aceitado Bradley Cooper) y ella misma adquiere tamaños de escándalo (americano) cuando hacia el final sabemos por qué nos ha caído tan mal. Predecible pero potable.
Así es el cine. La fábrica de ilusiones y de sombras chinescas. Y así es como Russell regresa a él, con una historia que anuncia que nos va a mentir pero que casi inevitablemente nos maravilla cuando lo hace, él como el mago más egocéntrico de El gran truco (EUA-Reino Unido, 2006), pero la cinta reinterpretando al villano más cínico de Trainspotting (Reino Unido, 1996).
Luces, exageraciones, el mal gusto de una década que muchos quieren olvidar materializado en una película tan liviana que se hace pasar por revisión de un sistema que miente y engaña como lo hacen sus personajes.
El jamón del sandwich que va a vender la película es esa estructura de musical, esa reinterpretación de la anécdota del mago descubierto y de los caminantes de su camino de ladrillos amarillos desilusionados y obligados a sobrevivir. Ese musical apagado y mentiroso evidencia una película hecha para el goce de quien la hace y que se convierte además en un buffet de vueltas de tuerca y naipes que bailan para desviar nuestra atención.
Hemos tenido mucho de esto, desde El golpe (EUA, 1973) hasta las mentiras narradas en la voz de Orson Welles con F for Fake (Francia-Irán-Alemania Federal, 1973), pero aquí Russell deja claro además que está contando una historia que pudo ser cierta pero que no es nueva; que mentirá cada minuto y se acomodará el peluquín para rebuscar el disfraz; y que además nos va a hacer sonreír, como si nos gustara el musical.
Lo consigue. Ese es su botín.
Escándalo americano
(American Hustle, EUA, 2013)
Dirige: David O. Russell
Actúan: Christian Bale, Amy Adams, Jennifer Lawrence, Bradley Cooper
Guión: Eric Singer, David O. Russell
Fotografía: Linus Sandgren
Duración: 138 min.
Es bueno leer otro tipo de críticas, como las que aquí se elaboran, me parece bueno que una película sea el pretexto para explorar aspectos de la humanidad y realizar contrastes con los hechos sociales. Veo que hay muchas quejas por los trabajos aquí presentados, tal vez estamos acostumbrados a “criticas de cine” que sólo se limitan a decir lugares comunes como “la actuación bien, guión flojo, guión bueno, buena, mala, yo le doy cinco estrellas y etc.”
Siempre será preferible un texto que te dé la oportunidad de reflexionar a uno que te diga los elementos técnicos de la cinta y que no se comprometa a nada más.
Saludos, Erick. Quería comentar que tus críticas de unos años para acá han perdido carácter, no acabas de cerrar de manera coherente tus ideas y pareciera que se ha olvidado el simple arte de dar una opinión (no menospreciando ya que se lo que cuesta) que cada vez se acerca más a ti y a lo que quieres, que a la crítica y hacía tus lectores por lo mismo mi descontento es ese el preguntar sí esto se ha vuelto ¿el blog de Erick? ¿Para quién escribes? ¿Te gusta el cine que estas reseñando? Sobre la película se me hizo mala con un guión seco, falto de historia y de un humor forzado con sentimentalismo barato. Las actuaciones llegan hasta donde el personaje les Permite, los cuales estan faltos de trasfondo y de humanidadn cliches que se repiten y hacen que no se les tenga ninguna simpatía, la peor de estos Jennifer lawrence. La película con una serie de falsos clímax que realmente no se elevan demasiado dejan una obra mediocre con momentos agradables que demuestran la zona de confort en la que se encuentra la industria americana…
ammm es mi impresión o este cuante no dijo NADA! con la critica?
La historia es tan pequeña, muchas situaciones antes vistas. Eso sí, muy bien contada. Pero para que aventarse todo un rollo poético a manera de crítica que no concluye en nada. O fuiste víctima de las mismas drogas del Wolfie de Wall Street?.
Es entretenida pero no se me hace la gran película para tantas nominaciones , es más la popularidad de Jennifer Lawrence la que ha movido tanto la película que se me hace injusto sus premios y nominaciones en una actuación tan floja y sobreactuda
Liviana crítica, si se le puede llamar de esa manera, quizás vimos películas diferentes. Superficial y pretenciosa (la crítica, claro). Los filmes son un todo, no la pequeña parte a la que la crítica se refiere. Creo que no es justo demeritar un película de tal magnitud entregando una “crítica” llena de términos rebuscados y metáforas que pretenden impactar y terminarán por confundir, al espectador novel. Ya la historia lo dirá.
Saludos