Festival de Cine de Morelia 2013-9. Conclusiones

0

Festival Internacional de Cine de Morelia 2013-9
Las conclusiones
Por Erick Estrada (enviado)
Cinegarage

Resulta tremendamente complicado evaluar a un Festival que de entrada ha dejado claras sus cualidades y que año con año toma ventaja respecto a otros festivales en México y, por supuesto, en Latinoamérica. La complicación aumenta cuando nos damos cuenta que en la ya larga lista de aciertos en la programación del festival en 2013 todo se acomodara para que pudiera escoger para su programación nombres tan sólidos como los de Ken Loach, los hermanos Coen, Wong Kar-Wai, Francçois Ozon, Alejandro Jodorowsky, Alfonso Cuarón, Ridley Scott, Woody Allen y Nicolas Philibert entre muchos otros.

Sobra también hablar de la oportunidad que Morelia aprovechó para hacerse de las películas mexicanas que inexplicablemente el Festival de Cine en Guadalajara despreció al modificar sus criterios de selección. El Festival de Cine de Morelia se transformó este año en una poderosísima ventana para los realizadores mexicanos y su competencia de largometraje (salvo inexplicables excepciones) fue la más sólida y cerrada en muchos años. Eso, claro, fortalece la imagen del festival pero como siempre que de Morelia se habla, quien gana en realidad es el público, que este año abarrotó las salas y demostró con la elección de su premio (el Premio del Público otorgado a La jaula de oro) que tras once años ha educado su ojo y su gusto, demostrando que, al contrario de lo que muchos creen (comenzando por los exhibidores), la gente no es tonta y claro, no consume solamente propuestas tontas. Ahí deberían enfocarse algunos para tratar de hacer más saludable nuestra cartelera.

La elección de las películas mexicanas ganadoras fue, por cierto, justa, musculosa, consecuente y, creo, universal. Ante los ojos del jurado propuestas profundamente mexicanas como La vida después, Los insólitos peces gato y Club Sándwich fueron leídas de otra forma, pero la universalidad de los temas de cintas como Workers alcanzó una nueva dimensión y por ello su reconocimiento tiene doble valía.

De ahí en adelante, la logística, la estrategia, la plenación y el desarrollo del Festival fue honestamente de primer nivel, consolidando su imagen como un festejo digno de todo reconocimiento y reafirmando a Morelia como una capital del cine donde su gente llena las salas (todas las salas) para celebrar su gusto por las historias en la pantalla y en donde igual se puede ver a María de Medeiros o Quentin Tarantino tomar un café en sus terrazas con toda la tranquilidad del mundo.

Los defectos, he de decir, son pocos. En los primeros días buena parte del público se quejó -y con razón- de las falta de coordinación para canjear sus abonos por boletos para las funciones que querían y varios de ellos o se quedaron sin entrar a la película que pensaban ver, o tuvieron que entrar a otra que nunca contemplaron en su agenda. Los enojos no fueron pocos pero afortunadamente para el lunes muchos de esos casos se habían resuelto ya.

Ello deja ver que lo que unos ven como ventaja (la enorme cantidad de gente que va al cine en el Festival) puede ser también síntoma de un problema: a veces el Festival se siente rebasado en la capacidad de los cines, algo que se deja ver especialmente en las alfombras rojas que, desde mi punto de vista deben ser reordenadas para que las funciones en otras salas no se paralicen por el paso de los famosos, algo que ahora ocurre siempre. Una sede céntrica más no estaría de más. Quizá ahí sea la ciudad misma quien deba hacer una aportación. Lugares hay.

Con respecto a los premiados sería prudente evitar felices anomalías como la ocurrida este año en la que, tanto el Mejor Documental como el Mejor Documental Realizado por una Mujer fueron otorgados a la misma película (La habitación desnuda). La acción positiva puede trabajar muchas veces en contra de sí misma y creo que en esta ocasión así ocurrió.

El manejo de redes sociales del Festival fue también oportuno, puntual y a la vez discreto, algo que el nuevo público de Morelia apreció y utilizó. Por primera vez en muchos años se pudo ver a chicos entre 16 y 18 años ir a su primer festival de cine y estas nuevas herramientas resultan para ellos indispensables. Nosotros en Cinegarage lo notamos y espero que el festival se haya dado cuenta de sus aciertos. Entre los errores: algunos desajustes en su aplicación que la hacían inaccesible en ciertas horas del día.

El resto, el señalamiento de siempre: la prensa que va de vacaciones, la prensa que no es prensa y los acreditados que, sin compromiso con ningún medio no van siquiera a las funciones. Resultaría vergonzoso que los medios reales que, se vio, realizan una cobertura y difusión real y valiosa del festival, pagaran alguna vez por culpa de quienes van solamente en busca del paseo. Este año fueron menos respecto al anterior, pero de que estuvieron por ahí, estuvieron.

Funciones a tiempo, magnífica selección, facilidades todas para la realización de nuestro trabajo y más aún, ambiente festivo, mucha información, emociones y sensaciones. El Festival de Internacional de Cine de Moreli comenzó con magnífico ritmo y nivel su segunda década de vida. Habrá muchas más.

Mil gracias al Festival, a Daniela Michel, Directora, a Alejandro Ramírez, Presidente y Cuauhtémoc Cárdenas Batel, Vicepresidente. Gracias también a Rossana Barro, Paula Amor, Daniela Alatorre, Claudia del Castillo, Beto Cohen, Yotzmit Ramírez y a todos los que directa o indirectamente nos ayudaron en la cobertura de este año.

Nos vemos en 2014.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *