Buscando a Sugarman
La fórmula del Oscar
Por Erick Estrada
Cinegarage
El documental ha dado la vuelta por todo México y en el medio tuvo el atino de ganar el Oscar en su categoría. ¿Lo merece? Seguramente sí. La forma de su historia, la manera en la que acomoda la situación e incluso la manipula en pos de un final al que persigue a partir del minuto 20 evidencian que si algo buscaba este buen trabajo fílmico (que no es lo mismo que buen trabajo documental) era tocar esas fibras, moverse a esos terrenos. Todo empieza, por supuesto, con el público.
La primera parte de la historia de este músico malogrado es sombría e incluso lúgubre, anticipadamente trágica. Parece que se habla de un fantasma al recorrer las calles de la, esa sí, hoy ciudad fantasma conocida como Detroit. La ciudad, gran promesa del sueño americano, derrumbada y derrotada por el propio sistema sirve de marco oportuno para hablar de un músico que caminó hacia las tinieblas para nunca más salir. La muerte ronda su figura y uno queda morbidamente atrapado en la historia… hasta que todo cambia por completo.
La otra mitad, la del reconocimiento al fantasma, la del “nadie es profeta en su tierra” aparece para salvar a los corazones blandos, a los amantes de la justicia fácil, a los que creen que más vale algo que nada y con ellos a esta figura que finalmente alcanza notoriedad.
Se describe entonces el resurgimiento de la música de este ¿genio? incomprendido, orillado a la nada por el sistema que impulsó el rockstarismo pero, creo que vale la reflexión: ¿no sentimos que es genio precisamente porque lo rescatamos de las cenizas de Detroit?, ¿de las de su propia tragedia? Rearmado así como se presenta a Sixto Rodriguez (el músico en cuestión) cualquier música sonaría a incomprendida y cualquier alma de buenas intenciones creerá que le mundo extá expiando sus pecados al dar a conocer historias como esta.
Es un truco de montaje, claro, y de eso se trata el cine. El asunto es que así como se victimiza a este ¿genio? del rock la finalidad se nota a leguas, a horas del final: quieren que sintamos lástima por alguien abandonado para luego encontrarlo y glorificarlo. El cine está leno de fórmulas y en Buscando a Sugar Man (apodo falsamente contestatario) usan una, claro. Ello es válido, pero ¿dónde queda una reflexión más profunda sobre, por decir solamente una cosa, la voracidad del star system del rock? No hablemos ya de una revisión del sueño americano o de un sistema que hunde ciudades y detrás de ellas a las personas que las habitan.
Tramposo, dulcemente tramposo. Y ellos son los que caen en esa trampa, las almas dulces y de justicia fácil.
Buscando a Sugar Man
(Searching for Sugar Man, Suecia-Reino Unido, 2012)
Dirige: Malik Bendjelloul
Actúan: Sixto Rodriguez, Malik Bendjelloul
Guión: Malik Bendjelloul
Fotografía: Camila Skagerström
Duración: 86 min.