Richard Wagner, 200 años

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Richard Wagner
200 años
Por Erick Estrada
Cinegarage

Richard Wagner es uno de los compositores que más me gustan desde siempre y hoy se celebra el 200 aniversario de su nacimiento. Muchos, y con razón, dirán que muy poco tiene que ver la celebración con un sitio dedicado al cine como este. Yo digo todo lo contrario.

No se trata solamente de uno de los compositores del siglo XIX con gran caracter visionario, tanto como para imaginar el “Gesamtkunstwerk” una especie de arte total en el que quería englobar la ópera, el ballet y el teatro (¿qué habría pasado de haber conocido al cine?). Se trata también de un creador de música completamente emocional, inspirada, grandilocuente sí, pero buena música sin duda.

Hoy, que la corrección política acusa todo lo que se le planta enfrente, Wagner corre el peligro de ser prohibido en varios países, de ser señalado como promotor del nazismo (¿qué culpa tiene él que su música haya sido usada por un loco ignorante como Hitler? ¿nadie sabe de sus descendientes ayudaron a varios judíos en desgracia en la Segunda Guerra?) y de que celebraciones como la de hoy (que deben estar enfocadas al arte) corran el riesgo de ser señaladas como retrógradas. La visión antisemita de Wagner es sin duda un peso en su biografía, pero nunca en su música. Su música no es antisemita (reto a quien sea a que demuestre lo contrario) aunque su compositor sí lo haya sido.

En un texto publicado precisamente hoy en The Independent (y traducido por La jornada aquí), Dominic Lawson habla sobre Wagner usando fundamentos de Daniel Barenboim (músico que por cierto es judío): “El arreglo de notas musicales es un fenómeno estético, enteramente divorciado del mundo de la política y, de hecho, de la moralidad. Quienes prohibirían la música de Wagner sobre esas bases no son diferentes de los estalinistas de la Unión Soviética o los comisarios de la revolución cultural china, quienes buscaban someter la música a la ideología política; de hecho, se acercan peligrosamente a los conceptos del propio Hitler sobre el papel de la cultura.” Yo agregaría que incluso quien escuche música antisemita, nazi o proto nazi al revsar a Wagner cae en esa categoría.

Mente políticamente atrapada en su tiempo -en el que colisionaron ruidosamente el marxismo, el anarquismo, los primeros liberalismos- la de Wagner -después de revisar varias de esas inclinaciones- cayó desatrosamente en el antisemitismo pero, como se ha dicho muchas veces, “el rock no tiene la culpa”. Volviendo a Lawson: “Pensemos en la noción básica del pecado; por ejemplo: ¿puede cualquier pieza musical ser descrita como celosa, envidiosa o codiciosa? Tal vez su compositor sí, pero eso es un asunto por completo distinto.”

Sin ahondar más, Wagner el músico visionario puede ser celebrado en una página como esta simplemente porque sin conocer al cine le ha hecho uno de los mejores y mayores aportes que desde la música pueden ocurrir.

Todo tipo de composiciones se han escuchado en otras tantas películas. Los truenos gigantescos del paganismo alemán, el amor atormentado entre el bien y el mal, los cantares y los tristanes y su bellísimo estruendo; las olas rabiosas en contra del “Holandés errante” y lo elegantemente decadente de su composición para 15 músicos en “El idilio de Sigfrido” (que compuso para su amante y posterior esposa), han quedado en muchas películas y, la verdad, hay que agradecer que un músico haya detectado como pocos (lo acompaña Beethoven, de quien aprendió mucho literal y figuradamente) el potencial de la música proyectada hacia lo visual.

En un viaje rápido por las enciclopedias Wagner ha sido utilizado en 849 películas y programas de tele, desde la ciencia ficción hasta el drama, desde la comedia hasta el film noir, desde el documental hasta la animación por computadora, desde Francis Ford Coppola hasta Lars von Trier.

Un perro andaluz, Drácula, Lo que el viento se llevó, El bote salvavidas (sí, la de Hitchcock), Arsénico y encaje, Tomorrow is Forever, How to Marry a Millionaire (con Marylin Monroe), Rebelde sin causa, Nosferatu el vampiro (claro la de Werner Herzog), Excalibur, Cocoon, Beetlejuice, Romeo + Julieta, son solamente algunas de las películas (de las más famosas) que han usado alguna o varias de sus composiciones.

Y sin embargo, mi favorita y la de muchos, sigue siendo “La cabalgata de las valquirias” que aparce en uno de los momentos más intensos de otra gran película, Apocalipsis ahora de Francis Ford Coppola, un momento cinematográfico que se convirtió en clásico intantáneo, multireferenciado desde entonces gracias a que un gran director supo exprimir lo que había que exprimirle al buen Wagner (todos tenemos un amigo incorrecto). Lo demás es querer ser más medieval que las leyendas wagnerianas.

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