Alex Cross, crítica

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Alex Cross
La maldad infinita
Por Erick Estrada
Cinegarage

¿Se puede ser tan malo, pero tan malo como para echar por la borda la ya de por sí débil memoria de un Alex Cross con la voz y movimientos de Morgan Freeman para enfrentar al personaje –ahora en el cuerpo de Tyler Perry– a un loco esquelético de ojos desorbitados y que escupe a la menor provocación especialmente cuando pronuncia la Letra “F”? Después de 15 minutos de la actual versión de Alex Cross podemos afirmar decididamente que sí, se puede ser así de malo.

Se puede ser aún más malo al trastocar la nunca clásica pero sí serena movilidad del Alex Cross de Freeman en dos películas –Besos que matan (EUA, 1997) y Telaraña (2001)- para convertirla en una torpe mezcla de policía bueno pero bravucón, a la vez dulcísimo y cursilísimo con su esposa recién embarazada pero también hambriento de venganza hacia un pretendido asesino en serie.

Ahondando en la maldad, este nuevo Alex Cross queda enredado en un guión en el que nunca entendemos por qué la búsqueda de un criminal se vuelve personal pero, salvando ese pequeño gran hoyo en las motivaciones de los personajes, se puede tener más corazón negro cuando, en plena escena en la que la mujer revela su embarazo a este policía -envuelto en tonos dorados en la sala de su casa, pero ñoñamente vestido con los mismos colores que lleva su esposa- desciframos sin esfuerzo (¡bendita iluminación!) que esposa y niño tienen un futuro oscuro, mortal y que desencadenará la venganza, también personal, de este vigilante de la justicia. Por cierto, en el avance dejan ver que la mujer muere de un balazo.

Podemos llegar más lejos, porque entonces el guión (que ya arrastraba un par de secuencias inverosímiles con el asesino buceando en ciertos ductos de agua en un edificio a los que nunca se nos dice cómo accedió) se convierte en una momia que se arrastra lastimosamente hacia su propia conclusión en medio de secuencias de acción flojas como sus vendas y los ojos desorbitados de Matthew Fox, el supuesto psicópata fascinado con el dolor.

Agreguen que en la película no hay secuencias que ilustren ese dolor, esa fascinación, sus consecuencias o sus efectos y en consecuencia tampoco hay reacciones creíbles ni un hilo conductor mínimamente creíble entre los personajes. Sólo tenemos a un hombre con mirada del elenco de “Sólo para mujeres”, anfetamínico y no lúcido como pretende construirlo Rob Cohen. Solamente un azote en pretendido cine de acción que concluye, pesadamente, confirmando que sí, con todo esto a cuestas se puede ser malo, muy malo, sin necesidad de estar vinculado con la maldad sino con lo mal hecho.

Alex Cross
(EUA, 2012)
Dirige: Rob Cohen
Actúan: Tyler Perry, Matthew Fox, Rachel Nichols, Jean Reno
Guión: Marc Moss, Kerry Williamson
Fotografía: Ricardo Della Rosa
Duración: 101 min.

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