Atrapen al gringo, DVD

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Esta película se encuentra en renta con nuestros amigos de Videodromo.

Atrapen al gringo
Mel Gibson al micrófono
Por Erick Estrada
Cinegarage

Si a alguien debemos reconocer carisma y conocimiento para generar una buena buddy-movie -esas películas que hablan sobre parejas disparejas y en un caso ideal se desarrollan en el mundo del crimen contra la policiía- ese es Mel Gibson.

Si alguien se ha distinguido últimamente por saltar casi voluntariamente del nicho de los que saben hacer buddy-movies para caer en la ignominia más superficial, es también Mel Gibson. En consecuencia, si alguien ha regresado por lo menos un par de veces a su propio sitio en la historia del cine de Hollywood, también lo es Mel Gibson.

Hace un año, el vapuleado Mel reapareció como una grata sorpresa al ser dirigido por Jodie Foster en The Beaver (EUA-Emiratos Árabes Unidos, 2011), en la que dejaba saber que aún en el suelo faltaba mucho para noquearlo por completo gracias a una historia que replanteaba la figura del perdedor y lo redimía a través de su personaje.

Hoy, metido de lleno en el guión de Atrapen al gringo, Mel hace lo mismo probablemente en un tono más adecuado: una buddy-movie llena de particularidades.

En primer lugar, la figura del perdedor se transforma aquí en la de un delincuente llegado de Estados Unidos a un penal en una ciudad mexicana de la frontera y en el penal -“El pueblito” como se le llama- su (dis)pareja no es un ratero de poca monta, tonto a morir, y tampoco es el matón todolopuedo, sino un niño de 9 años adicto al tabaco y bastante más inteligente que todos los delincuentes encerrados en esa villa de mala muerte, un penal reconstruido a través de una excelente investigación.

En segundo lugar, la figura de este personaje (que permanece sin nombre en toda la historia) se modifica en el transcurso de la película para ir de alguien hundido en el fango, a un pillo-buena gente que nos devuelve a los mejores momentos de Gibson en sus películas mezcla de comedia y acción. Mel dirige este discurso expiatorio, sin duda.

Lo atractivo del asunto es que lo hace jugando casi todos los papeles por los que se le recordará a pesar de sus desplantes machistas y racistas: el pistolero certero; el que termina una plática necia con un comentario agudo sólo perceptible por él y por nosotros (no por quien lo recibe); el delincuente de buen corazón que sólo demuestra que lo tiene una vez por película; el héroe que corre levantando los brazos como en caricatura sesentera; el antihéroe capaz de demostrar que su lado oscuro puede serlo aún más; el delincuente violento y sin alma que al final hace un poco de justicia; el hombre rudo que aguanta una paliza porque sabe que la venganza se come fría: el actor de acción que se resiste a la caída total. Noble esfuerzo de alguien que muchas veces ha demostrado que no es la mejor persona del mundo.

De alguna manera habrá que reconocerle el intento y una posibilidad es dejarse ver esta historia que aunque parezca que no, se aleja de clichés y juega en un tono que incluye comedia negra, cine de acción, western y el nuevo sub género “narco-fronterizo” para desarrollar una propuesta que siendo aparentemente pequeña podría incluso tocar algunas fibras sensibles.

Que nadie vaya a decir, por otro lado, que se trata de la típica película donde los mexicanos son delincuentes y los gringos son los salvadores. Los matices están bien manejados y la frontera entre “buenos” y “malos” se rompe a menos de cinco minutos de comenzar la historia, cuando el auto en que escapa Gibson atraviesa el frágil muro que divide a dos países que a fuerza de convivir, se parecen cada vez más, para bien y para mal.

Get the Gringo
(EUA, 2012)
Dirige: Adrian Grunberg
Actúan: Mel Gibson, Peter Stormare, Bob Gunton, Dean Norris, Kevin Hernandez
Guión: Mel Gibson, Adrian Grunberg
Fotografía: Benoît Debie

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