Amor imposible, crítica

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Amor imposible
La comedia romántica que no lo parece
Por Erick Estrada
Cinegarage

El amor, dijo un romántico, es muy difícil de retratar. Unos caen en el truco barato y llenan la pantalla de colores y formas redondeadas, de mieles etéreas y de susurros y miradas que al final hablan más de calentura que de pasión y comunican más las ganas contenidas de encamarse que una atracción real. Otros sufren de una visión completamente opuesta y llevan a sus personajes y a sus encuadres al mundo de las telas, los tules y de las sonrisas de satisfacción. Lo peor del asunto es que, creamos o no en el amor, ambos retratos son poco cercanos a la realidad.

Pues bien, uno de los directores más estimados por el público de Estados Unidos (Lasse Hallström), viene ahora a plantear un tercer camino, el del amor científico, el de la atracción cerebral, fría, incluso calculada, el amor nerd. En consecuencia, el director que antes cayó en ese primer “pecado” con Chocolate (Chocolat, EUA-Reino Unido, 2000) y en el segundo con la extravagante, ascéptica y sabanosa Casanova (EUA, 2005), se abstiene de la romantización del encuadre y nos entrega una película que de tan premeditada (en tema y en el desarrollo de sus personajes) termina hablándole únicamente a los que forman parte de ella, a la pareja de científicos convocados por el gobierno inglés para desarrollar un plan, ideado por un jeque, que llevará salmón y agua a una comunidad en Yemen. Es -en la historia que vemos- una idea para suavizar la imagen militar de la Gran Bretaña en esa zona a partir de la famosa guerra más allá de las fronteras; pero es también -en el guión- el escenario ideal para sus personajes: él (Ewan McGregor), casi abandonado por su mujer (incapaz de comprender a qué demonios se dedica su marido) y ella (Emily Blunt), que recién dejó ir a su esposo a la guerra en Afganistán y de quien, por supuesto, sospecha nunca volverá. Es decir, desde ahí y para inspirarnos “podrán empezar desde cero”.

El siguiente error de la película es, sin duda, el bautizo a la mexicana que nos hace saber claramente que esto es un Amor imposible. Gracias a ese bautizo sabemos que en la siguiente hora no pasará absolutamente nada entre estos personajes a pesar de que tenemos ya a los científicos aficionados a la pesca enfrentados a sus sentimientos, mientras el jeque observa tranquilamente y deposita 50 millones de dólares para sacar el proyecto a flote. En consecuencia tenemos que ver cómo entre metáforas de salmones que nadan contra corriente (un encuadre del propio McGregor nos mete a ese tono de documental de superación personal); entre la construcción del hogar de los peces, su traslado al desierto y la emoción que eso causa en los científicos, ellos prácticamente se comunican usando la telepatía surgida de la excitación de un proyecto que se concreta poco a poco.

El desenlace, sin embargo, les sabrá a todo lo que han visto en otras comedias románticas, solamente que aquí, al narrarnos la atracción de estos dos freaks, la dosis de comedia se restringe a un par de chistes elaboradísimos de parte del personaje de Ewan McGregor y a los personajes casi incidentales, como el de la siempre estupenda Kristin Scott Thomas.

Hay sí, movimientos de cámara que despiertan la esperanza, un par de secuencias que nos recordarán que estamos vivos, pero la planicie visual y temática, de referencias obvias y metáforas elementales que nos obliga a recorrer Hallström no es ni por mucho lo mejor que veremos este año aunque claro, la película es del año pasado.

Amor imposible
(Salmon Fishing in the Yemen, EUA, 2012)
Dirige: Lasse Hallström
Actúan: Ewan McGregor, Emily Blunt, Kristin Scott Thomas, Amr Waked
Guión: Simon Beaufoy
Fotografía: Terry Stacey
Duración: 107 min.

Comment (1)

  1. Como observación la científica que interpreta Emily Blunt no se encontraba casada, llevaba poco tiempo de novia con el militar que se fue a la guerra y muy acertada tu critica…Saludos!!!

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