El hombre que vivió en un zapato
Por Erick Estrada
Cinegarage
Distrital 2012
El hombre que vivió en un zapato sigue las andanzas de “El Güero” personaje chilango que de entrada se presenta como un lunático entusiasta de sí mismo, una especie de ermitaño iluminado, de profeta del caos, de filósofo urbano; luego se convierte en un chamán sin aldea, un escritor que no escribe, en un predicador que no ejerce, en un Jodorowski sin cámaras que lo sigan y lo encumbren, excepto la cámara de la directora, Gabriela Gómez-Mont, que en juego de testigo casi invisible transforma nuevamente a “El Güero” prácticamente sin meter las manos o, como sería igualmente acertado decir, deja que “El Güero” se transforme frente a su cámara. Camaleón disperso, chantajeador que no chantajista, loco insomne deslumbrado con su propio fulgor. La locura en un segundo acto casi de malabar.
Un tercer capítulo abre la jaula de los monstruos y a través del repaso de la familia de este hombre, las preguntas delicadas se violentan. ¿Podríamos tener a un hombre de ese calibre en la casa de al lado? ¿Cuántas historias familiares se ocultan detrás de cada puerta? ¿Por qué México ensambla de repente personajes tan abigarrados como este? Si a eso suman ustedes el vínculo de “El Güero” con uno que otro personaje famoso, el documental alcanza un nivel apocalíptico brutal, un retrato familiar tan roto como lógico. Goya dijo que el sueño de la razón produce monstruos, pero ¿qué pasa cuando la razón es incapaz de dormir?
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El hombre que vivió en un zapato
(México, 2011)
Dirige: Gabriella Gómez-Mont
Con: José Luis “El Güero” Robles Gil
Guión: Gabriella Gómez-Mont
Fotografía: Rodrigo Sandoval
Duración: 90 min.
