La 3a de Cannes

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La 3a de Cannes
Haneke, otras decepciones y nuevas obras maestras para la memoria
Por Joaquín Rodríguez (enviado).

Por fin, en el quinto día de la competencia, prácticamente a la mitad del festival, una película logró unificar de manera casi unánime las opiniones respecto de su calidad y alcance. Se trata nada menos que del ganador de la Palma de Oro de hace tres años, Michael Haneke, quien con Amour (Love), conmovió a la audiencia con la devastadora y minuciosa crónica de una pareja de ancianos que de un día para el otro ven alterada radicalmente su rutina de varias décadas para enfrentarse a la repentina enfermedad progresiva y mortal de ella.

Primero, ella sufre un infarto, pero la situación pronto se complica y el estado físico y mental de la mujer se deteriora, sumándose a ello el hecho de que su marido se niegue a internarla en un hospital para su vigilancia. Haneke, de quien se temía un enorme ironía en la utilización de la palabra “amor” en el título para entregarnos uno de sus acostumbrados y descarnados relatos crueles respecto de la condición humana, ha optado sin embargo en esta ocasión por un tono mucho más amable, aunque no menos desesperanzador y riguroso, para referirse a la fragilidad de nuestra existencia y, eventualmente, a la entereza y dignidad que es posible encontrar en los peores momentos. ¡Vaya!, que el acento está puesto ahora en la decadencia física, mas no en la moral -lo cual ha sido una constante de su director- aunque la conclusión de la cinta no deja por ello de resultar menos terrible y abriendo una interrogante bastante debatida respecto de la eutanasia. Es, definitivamente, la primera gran contendiente a la Palma de Oro y por lo menos tendrán que considerarse las extraordinarias actuaciones de sus actores protagonistas, los veteranos Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva.

Ahora bien, ha corrido por ahí el rumor de que el presidente del jurado, el cineasta italiano Nanni Moretti, no le tiene buena fe a Haneke y hará lo suyo para no premiarlo. ¡Pasiones del mundo del cine!

Frente a Amour, ciertamente ha quedado en desventaja la producción danesa Jagten, que se traduciría como La cacería, un melodrama familiar que ha dividido las opiniones, aunque casi todos coinciden en señalar que marca un regreso al buen camino por parte de su director, Thomas Vinterberg, quien hace ya mas de 10 años llamara la atención con Festen. Aquí, Vinterberg vuelve a explotar el ya a estas alturas muy trillado asunto de la pedofilia, pero centrándose en una falsa acusación, de la que es víctima un maestro de kínder al cual una de sus pupilas señala como su agresor sexual tan solo por rencor. De nada sirve que más adelante la pequeña asegure no recordar nada o no estar segura de la agresión, pues ya a esas alturas la comunidad entera en donde habitan ha señalado al maestro como culpable y no cesan en su empeño por humillarle y agredirlo. Por desgracia, lo que es muy interesante en su primera mitad pronto se convierte, como en muchas de las cintas del ya caduco movimiento Dogma o en los filmes de Alejandro González Iñárritu, en una narración bastante inconsistente que abusa de ciertos resortes melodramáticos bastante exagerados e inverosímiles. Como en las peores telenovelas, uno se pregunta todo el tiempo por qué la victima (el maestro) no habla y niega su culpabilidad, sólo que el guionista insiste en que dé respuestas ambiguas que sólo lo hunden más frente a los suyos.

Sabemos ya que La cacería recibirá estreno comercial en México, así que hablaremos con más calma de ella en su momento, pero si de algo estoy seguro es que dará mucho de qué hablar y polarizará las opiniones. Eso no puede negársele a los melodramas de esta índole, que llaman la atención justamente por su capacidad manipulativa y su tino para referirse a temas controvertidos o de moda. Incluso, su protagonista, el buen actor Mads Mikkelsen, podría también ser un serio contendiente al premio de Mejor actor.

Otros títulos de la Sección oficial que ya se han visto son Like Someone In Love, de Abbas Kiarostami y Vous n’avez enconre rien vu, de Alain Resnais, dos veteranos que han provocado cierta decepción. La mayor, por supuesto, es la de Kiarostami, quien en esta ocasión firma una película francamente aburrida y vacía que nunca arranca y no llega a ninguna parte. Filmada íntegramente en Tokio, en japonés y con personajes de ese origen, la historia pretende emparentarse con la de Copia fiel (Copie conforme) -la anterior y muy lograda cinta de Kiarostami– en cuanto seguimos de nueva cuenta y por poco menos de dos horas a dos personajes que conversan incesantemente mientras descubrimos gradualmente que lo suyo en un juego de apariencias y reflexión sobre roles y costumbres. Ahora los personajes son una joven call girl y un anciano profesor de literatura, pero ausente está el ingenio, el encanto y el sentido que sí tenían los personajes de la cinta anterior, que incluso le valió el premio en Cannes a Juliette Binoche. Tal fue la decepción de este trabajo que incluso se escucharon algunos abucheos en la función de prensa, y muchas risas frente a un final abrupto y absurdo.

De Resnais, quien está a punto de cumplir los 90 años y es ya uno de los pocos sobrevivientes de su generación perteneciente a la Nueva Ola, no puede discutirse su ingenio y dominio del oficio narrativo, pero demasiados en la audiencia se quedaron en blanco frente a su nuevo juego verborreico e intelectual que juega con el teatro y sus convenciones. Quien esto escribe sí disfrutó su cinta, pero es evidentemente un juego muy culterano sólo para amantes e iniciados del teatro. La trama nos presenta a un grupo de veteranos actores citados por su director de cabecera so pretexto de leer su testamento, cuando en realidad van a presenciar una representación bastante vanguardista de Eurídice, de Jean Anouilh.  Esta da pie a que ellos representen también espontáneamente lo que están viendo, con lo cual la realidad se fragmenta y reinventa. Asistimos así no a dos, sino a tres representaciones de una misma obra teatral, con lo cual se desarrolla un complejo juego de espejos. En efecto, un juego burgués bastante afectado pero muy característico de su autor, un Resnais que a su edad filma con una vitalidad e inteligencia que ya envidiarían muchos jóvenes.

Por hoy, por cierto, el tercer día que ha llovido a cántaros en Cannes, basta reseñar la cinta norteamericana del australiano Andrew Dominik (El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford), Killing Them Softly, muy esperada por tratarse de la segunda que dirige protagonizada por Brad Pitt. El resultado, tristemente y a pesar de que existe a quien sí le gustó bastante, es un thriller bastante pretencioso y muy moroso, tanto así que termina por volverse muy aburrido e inútil. El problema es que Dominik, quizás envalentonado por los buenos resultados “artísticos” de su anterior filme, abusa de los diálogos rebuscados a lo Tarantino, las imágenes simbólicas dizque metafóricas, y una enorme cantidad de referencias a la situación económica de los Estados Unidos en la última década, todo para contar una historia enredosa que no tiene mucho interés y termina por resultar absolutamente convencional. En resumen: dos mafiosos de poca monta roban un dinero y son perseguidos a partir de ahí por un asesino a sueldo. No pasa gran cosa, aunque eso sí, todo filmado con mucho estilo y cámaras lentas, tan vistosas como gratuitas. También se estrenará en México, si es que el distribuidor no se desanima, y ya hablaremos de ella con calma.

Y otra vez, los clásicos al rescate, en esta ocasión en la figura de Roman Polanski, quien presentó la versión restaurada de Tess (1979), acompañado de su protagonista, la todavía bella Nastassja Kinski, demostrando un absoluto dominio de la narrativa fílmica sin recurrir a manierismos absurdos al estilo de Andrew Dominik. La película, muchos lo recordarán, es sencillamente perfecta, con imágenes de enorme belleza plástica, y una atmosfera de época memorable. Queda el consuelo de que esta versión restaurada se reestrenará pronto en DVD Y Blu-ray.

Ahora sí, mañana toca el turno de ver la esperada On the Road de Walter Salles, y nos queda pendiente la reseña del Drácula 3D de Dario Argento.

Checa aquí el primer reporte desde Cannes 2012.
Checa aquí el segundo reporte desde Cannes 2012.

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