El juego de la fortuna
La otra construcción
Por Erick Estrada
Ya pueden rentar esta película en Blu-ray y dvd en Videodromo
Bennet Miller es antes que nada un director emergente. No cuenta aún con una lista larga de películas dirigidas por él pero sí tiene por lo menos dos que ocupa(rá)n un lugar particular en la historia contemporánea del cine. Su primer largo de ficción fue Capote (Canadá-EUA, 2005), un drama muy intenso pero anticlimático alrededor de un autor literario tan reconocido como controversial. El guión de ese Capote era también el primer trabajo de ficción del escritor-actor Dan Futterman que solamente viene al caso como dato curioso pues políticamente está emparentado con los altos mandos de los Medias Rojas de Boston.
Y es que El juego de la fortuna es una película sobre béisbol. Miller recoge otro hecho verdadero (obviemos las partes hiper ficcionadas de Capote, que pudo haber colocado el infalible letrero “basada en hechos reales” en su póster promocional): el de la reconstrucción anti sistema que Billy Beane hizo del mítico equipo de bésibol Atléticos de Oakland. Sin embargo, esta vez Miller está acompañado de dos guionistas mucho más sólidos y eficientes: Steven Zaillian (La lista de Schindler, Pandillas de Nueva York, Gánster americano) y Aaron Sorkin, al que solamente le basta decir que escribió Red social (EUA, 2010) para dejar claro con quién se platica.
Recordemos además que en el sistema cinematográfico de Estados Unidos son los productores quienes prácticamente deciden ires y venires de un drama (a menos que hablemos de autores poderosos que “engañan” a ese sistema produciendo sus propias películas). Revisemos después que en el caso de los productores de El juego de la fortuna está el nombre de Scott Rudin, que seguramente fue quien decidió que Sorkin co escribiera esta historia. Rudin es reconocido primordialmente por colocar los instrumentos para que David Fincher armara el organismo casi perfectamente cinematográfico conocido, sí, como Red social.
El resultado es uno solo y claro: este equipo busca un Oscar.
El caso adquiere un giro interesante cuando recordamos que la reconstrucción que hizo Beane de los Atléticos para conseguir un campeonato de Serie Mundial (tema central de esta película) fue siguiendo una política contraria a la que armó esta cinta: no en busca de superestrellas sino de jugadores que matemáticamente funcionaran sin que costaran millones y millones de dólares. Lo ilustrador de la historia de Beane es que desde la raíz transformó el sistema de selección de jugadores y de sus rotaciones en el campo, demostrando que el dinero ayuda pero no es indispensable para generar un equipo ganador. Curioso entonces que la historia se arme gracias a un equipo que seguramente es caro y al que se agrega Brad Pitt también en plan de productor. Si no es así, el caso curioso se convierte en elemento de poder.
Dejando eso de lado, la película tiene un valor mayor y es meramente cinematográfico. Resultaba complicado contar en la pantalla una historia que se resolvió en juntas extenuantes y en escritorios gigantescos, en visitas a oficinas, pláticas en vestidores y no en el campo de juego como el 90% de las películas inspiradas en el deporte. Ahí es donde el guión juega un papel central y el ojo de Miller adquiere relevancia al juguetear entre miradas y enormes close ups a las operaciones matemáticas, a los sudores y los alientos de los personajes. Es sí, una película excelentemente montada y profundamente emotiva gracias a ello.
Profundizando un poco más, convierten la historia de la transformación de los Atléticos en la historia de Beane, en un enfrentamiento entre el dinero, el talento y la oportunidad, en la siempre bienvenida historia del perdedor que debe (o puede) dejar de serlo. ¿La diferencia? Que, lo sabemos, los Atléticos no han ganado desde entonces y a pesar de su exitosa transformación, ningún campeonato.
El juego de la fortuna es entonces la historia de los perdedores, de los que viven del lado equivocado de la calle, de los despechados, de los freaks, de los rebeldes en silencio, del loser en su enfoque más romántico (bienvenido Beck a la lista de referencias), del divorciado que puede perder su trabajo, del obrero del cambio que nunca verá la punta de la pirámide, de los demandados por sus amigos, de los juicios que nadie gana y en los que todos pierden. La conclusión de la cinta es clara en eso y la historia real también.
No extraña nada de ello. Revisemos de nuevo la lista de convocados a esta película. Hace un año nos contaron una historia sobre los mismos perdedores, los mismos freaks, los mismos despechados. Allá era la construcción de Facebook, aquí la de los Atléticos de Oakland y la del cambio que trajeron al béisbol. Una cinta imperdible.
El juego de la fortuna
(Moneyball, EUA, 2011)
Dirige: Bennett Miller
Actúan: Brad Pitt, Robin Wright, Jonah Hill
Guión: Steven Zaillian, Aaron Sorkin
Fotografía: Wally Pfister