El planeta de los simios (R)evolución
Un Ícaro a la Frankenstein
Por Erick Estrada
Cinegarage
Disponible en Blu-ray y dvd, renta y venta en Videodromo.
Desde siempre, el Prometeo castigado y su maldición han perseguido a la especie humana. Habernos hecho del fuego, dominar la naturaleza y despegar hacia un desarrollo inimaginable nos cuesta ahora mucho más de lo que podríamos corregir con nuestra tecnología. Volar hacia el Sol derrite la cera de las alas falsas para que nos desplomemos cargados de arrogancia y banalidad. Crear la vida desde donde no hay vida, atentar contra lo incomprendido por egoísmo y vanidad, es castigado, pero no por un dios.
En las anteriores revisiones de El planeta de los simios, estas reflexiones se encontraban presentes, pero lo estaban de manera casi tácita o con un rebuscamiento muy propio de su época. Hoy, que la distancia temporal y la tecnología permiten una nueva historia alrededor de este mito profético (la Tierra será controlada en un futuro lejano por los simios), la posibilidad de continuar el cuento se topa con un mundo en el que si bien los adelantos tecnológicos han demostrado muchos de sus beneficios, también han dejado claro que son tan débiles como la cera en las alas de Ícaro… y que caeremos.
Es probablemente ese aroma fatalista lo que más disfruté de (R)evolución: el hecho de que la ambición y el desenfado de unos laboratorios sean los detonantes de lo que ocurrirá cientos de años en el futuro, cuando Nueva York sea considerado una zona prohibida y el último de los humanos parlantes (“Ojos brillantes” le llamarán los simios racionales), se dé cuenta que fuimos nosotros y nadie más los que provocamos la debacle de la civilización humana.
Los simios que presenta el casi debutante Rupert Wyatt son eso, el anuncio del final y los instrumentos del laboratorio. Y son también el monstruo de Frankenstein que un día levantará el brazo para pedir explicaciones de su ser, de su existencia, pero sobre todo, de sus limitaciones, mismas que ha derrumbado sin ayuda humana.
Existe sí, un despliegue tecnológico que resulta vital para la película, aunado a varios errores (especialmente de timing, de toque) que podrían desatar una plática acalorada. Pero lo verdaderamente interesante de (R)evolución es el rescate del mito del monstruo que encara a su creador y le reclama su arrogancia, su egoísmo, su inteligencia enfocada a algo que, sin juzgarlo, no debería haber tocado jamás. De ahí que no resulte gratuita la referencia hacia La agonía y éxtasis (EUA, 1965), la película en la que Charlotn Heston interpreta a Miguel Ángel, el mismo que trazó en la Capilla Sixtina al ser humano buscando tocar, dedo a dedo, a su creador.
(R)evolución se acerca entonces a la eterna pregunta de la ciencia ficción: ¿Dónde está lo humano? ¿Es esto más humano que lo humano? Blade Runner (EUA-Hong Kong, 1982), todas las películas de desastre, Gattaca (EUA, 1997) y la eugenesia disfrazada; los libros de Ballard, de Philip K. Dick, incluso los de William Burroughs; El hombre que cayó a la Tierra (Reino Unido, 1976); “1984” y el fascismo justificado. Los “ojos brillantes” obra del Frankenstein del nuevo milenio concentrarán todo en el momento más sorpresivo de la película… y entonces será demasiado tarde, ustedes mismos serán parte de la debacle.
Sin lecciones torpes y moralinas, incluso con un discurso verde y reflexivo, (R)evolución encaja en el complejo mundo de las películas sobre el Planeta de los simios (y sus vueltas y revueltas en el espacio-tiempo) y desata un brillante apocalipsis en nuestra era, con nuestros miedos, los miedos que ni la medicina avanzada podrá curar jamás: que somos los arquitectos de nuestra destrucción. Lástima que nos demos cuenta de eso no solamente en las películas, sino cada vez más en la vida diaria.
El planeta de los simios (R)evolución
(Rise of the Planet of the Apes, EUA, 2011)
Dirige: Rupert Wyatt
Actúan: James Franco, Tom Felton, Andy Serkis, Freida Pinto
Guión: Rick Jaffa, Jamie Moss, Amanda Silver
Fotografía: Andrew Lesnie