La dama de hierro

3

La dama de hierro
El óxido de la creatividad
Por Erick Estrada
Cinegarage

Acero inoxidable habría sido mejor ingrediente que el hierro con que se pretende retratar la etapa histórica de Inglaterra que tuvo como Primer Ministro a Margaret Tatcher, de quien los rusos pensaban estaba hecha de ese material. El hierro se ha oxidado no por la decadencia física, mental e incluso política de la señora Tatcher, sino porque este retrato resulta tímido a morir. Si esto fuera un juicio politico, la principal sospechosa y probablemente responsable de la flacidez de una narración escrita por la también autora de Shame, Abi Morgan sería la directora Phyllida Loyd.

No se trata para nada del trabajo de una directora con su actriz fetiche. La señora Lloyd trabajó anteriormente con la señora Streep en Mamma Mia!, y hoy se acerca de nuevo a ella sabiendo que si bien un actor no hace una película, bien puede darle algo de decoro. Y eso es lo que ocurre.

El guión de Morgan es más una narración de la carrera política de la Dama de Hierro, pero enfrente vemos a una directora empeñada en retratar los tiempos políticos en que vivió un ya de por sí complejo personaje como Tatcher. El resultado es un vaivén de frases rescatadas y colocadas a buen tiempo y luego collages de noticieros que deberían darnos pistas sobre las reacciones en la calle de las decisiones en las Cámaras inglesas. Gracias a una mano débil y atolondrada, recibimos flashes de manifestaciones violentas musicalizadas con pastelazos punk y, claro, a la verdadera Margaret Tatcher ¡dando la espalda a la cámara por tres segundos!

Los elementos estaban ahí. La decadencia de Tatcher y su reflejo ante la historia como una mujer invencible y, bajo ciertas cicrcunstancias, vanguardista. Una mujer que aparentaba frialdad y crueldad pero que se conmovía profundamente ante la revisión de El rey y yo (EUA, 1956) seguramente identificándose con la historia de la viuda que entra a trabajar a la corte del inolvidable Yul Brynner… ella misma había dejado de lado a su esposo y a sus hijos para hacer algo muy similar. La pelea entre lo estrictamente racional con que rigió su vida y la locura y la demencia a que la orillaron sus enfermedades ya siendo una anciana. Los juegos entre esos dos sistemas, el racional y el irracional, que a veces, muy a veces se emparejan en la película con la presencia en alucinación de su marido muerto que, con una directora un poco capaz habría elaborado la elemental metáfora Hombre-locura, Mujer-razón que nos diera algo de emoción en la película.

Todo se va por la borda. Todo queda en el espiritu del musical ese ambientado en Grecia que parece dominar la mente de la señora Lloyd que no resiste la tentación de hacer bailar vals a Tatcher con Reagan e ignorar la historia del ascenso del conservadurismo en Inglaterra y desmenuzar frente a nosotros los mecanismos del poder. Culpemos aquí también al guión.

Quizá el personaje resultaba complejo y probablemente en Inglaterra resulte incómodo hablar de las políticas de una Primer Ministro que, desde el neoliberalismo, tienen al mundo del siglo XXI en crisis desde hace ya 4 años. Quizá, pero convertir todo en un melodrama tambaleante y depositar toda la responsabilidad en los hombros de acero de Meryl Streep es demasiado. Aquí la verdadera dama de hierro es ella, la señora Streep, que saca el pecho por todos y le da con su trabajo y el Oscar que lo reconoce, lo único de decoro que tiene la película.

 

Comments (3)

    • Estoy de acuerdo en el cinmetaroo del primer ministro brite1nico.La interpretacif3n es genial pero la vida de una gran mujer da para muchas horas de peledcula sin tener que recrearas en su enfermedad,con demencia senil acabaremos casi todos y no nos recordaran solo por ese aspecto.Me parece penosa la ultima escena lavando la taza,tiene un toque de machismo .

      Reply
  1. Yo pienso que el Oscar está bien otorgado y que Meryl Streep se lo merecía! Hagamos a un lado el hecho de que llevaba con esta 14 Nominaciones y 13 sin ganar (si no contamos los dos triunfos, en 1979 como Actriz de Reparto por “Kramer Vs Kramer” y en 1982 como Mejor Actriz por “Sophie’s Choice”.). Posiblemente esto haya sido un factor en el triunfo de Meryl Streep, pero creo que la actuación habla por sí sola. Esta actuación es verdaderamente impresionante. La Sra. Streep captura no sólo el acento de Margaret Thatcher, sino los manerismos y las inflecciones de la voz y los gestos y la PERSONALIDAD de la Sra. Thatcher. La actuación está llena de pequeños momentos donde los que recordamos los años de Thatcherismo reconocemos como se comportaba Thatcher ante las cámaras. Una mirada aquí, un gesto acá. Pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos fácilmente, pero que enriquececen la actuación. Y Qué Actuación!!

    La película, creo yo, no presume ser una biografía lineal de Margaret Thatcher, sino un recuento de algunos de los momentos más significativos de su vida, antes de su acenso al poder y durante este, contrastados con la vida actual de la Sra. Thatcher en su avanzada edad y viviendo con Demencia.

    Meryl Streep ganó el premio “BAFTA” a la Mejor Actriz por esta actuación; el “Oscar Británico”. Impresionó lo suficiente a los Británicos para que le otorgaran ese premio, y a pesar de ser ella Estadounidense, no causó controversia en sí el que le dieran el papel a ella y no a una actriz Británica.

    Por ende el Oscar fue más que merecido, por lo brillante de su actuación!! La actuación de Meryl Streep quizás sea para muchos la única razón de ver esta película. No necesitan más!!

    Reply

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *