La prima, crítica

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La prima
El regreso de la sexy comedia
Por Erick Estrada
Cinegarage

¿Alguna vez se fue? La comedia sexual tiene arraigo en el modelo de entretenimiento en México y debatir el cómo y el por qué nos llevaría ahora a terrenos demasiado empantanados y restaría espacio para hablar en realidad de la propuesta más reciente de Víctor Ugalde, que cuenta con su propia experiencia tanto en el entretenimiento como en la factura de películas de corte popular.

Empleada la palabra, una ligera defensa: el cine popular (tan vilipendiado especialmente cuando se habla de sexy comedias) cumple y ha cumplido un papel fundamental no sólo en el aspecto de entretenimiento del público sino al mantener activo a un cine que ha caído un par de demasiadas veces en crisis.

Ventajas y desventajas de que el cine popular domine buena parte de la taquilla mexicana, también las hay pero tampoco las discutiremos aquí. De lo que se trata es de dejar claro que propuestas como La prima está ligada directa e indirectamente con ese cine popular al que a veces se aplaude a rabiar y otras se ataca violentamente (temas incluso de doble moral).

Ubicada ahí, como una sexy comedia en la larga lista de las que se han hecho en el cine mexicano, La prima debió comprender su propio momento y sin negar sus raíces, dar el salto hacia adelante para hacer, como debería ser siempre, un cine de entretenimiento popular de calidad, hecho con calidez y, sobre todo, repensado (intelectualizado si ustedes quieren) para adecuarse a nuestros tiempos, para dejar de ser todo lo que sus detractores (la mayor parte de las veces, con razón) le achacan: retrógrado, machista, racista, clasista, sexista. Y es que, contrario a lo que pretende, contrario a lo que se dice dejó plasmado Vicente Leñero en el guión de la película, La prima es apenas una comedia de personajes y se parece más, mucho más, a las sexy comedias de las que muchos reniegan.

Si nunca se ha ido, ¿es La prima una buena sexy comedia? Desafortunadamente no. Sin buscar jamás despegarse de un lenguaje visual apresurado la película nunca encuentra un tono. Sin ser ni comedia ni tragedia, ni tener en realidad enredos o desenredos, tampoco hay, en consecuencia, un ataque real a la moralina sociedad mexicana (representada aquí por un Guanajuato eternamente despoblado, habitado en apariencia sólo por nuestros personajes) pues el tono sarcástico necesario en pantalla para elaborar con él una comedia que circulara entre las situaciones apenas esbozadas aquí jamás aterriza y en parte no lo logra porque el montaje final es incapaz de mostrarnos los tiempos de lo que narra: las aventuras sexuales de una mujer insatisfecha; no hay tiempos, no sabemos si lo que ocurre lo hace el mismo día de la secuencia anterior, un par de horas después o un par de semanas más tarde.

Torpe desde esa perspectiva no es de extrañar que su elenco, lleno de nombres de respeto y categoría, batalle para mantener en pie escenas y a veces secuencias que chocan de frente con la poca profundidad de la propuesta, fallando así por segunda ocasión con el supuesto señalamiento y ataque a la moral e hipocresía de la burguesía mexicana.

Por el contrario, con un montaje perdido en sí mismo, con situaciones que no se desarrollan (esa serie de encuentros “amorosos” entre Luisa y su primo que los lleva de un establo a un sofá ¿en cuánto tiempo?), con personajes que en pantalla no evolucionan, no aportan (El personaje de Isabel Madow, una herramienta interesante, es desechado con facilidad escandalosa) la película se convierte en una lista larga de retazos sexistas que evidencian que, a pesar de venir de un texto de Vicente Leñero, a pesar de contar con experiencia directa en comedias sexuales del siglo pasado, no apareció en las intenciones de Ugalde, de sus productores, la idea (no hablaremos de necesidad) de transportar todo al siglo XXI y regalarle a su público (que podría llegar a ser numeroso) una película popular, escrita por Leñero, interpretada por un gran elenco, subida de tono (inexplicable el recato de sus escenas sexuales) y al mismo tiempo con propuestas de vanguardia o por lo menos, no tan atadas al vergonzoso pasado sexista de las comedias de este corte en el cine mexicano.

No ocurrió con El crimen del padre Amaro -escrita también por Leñero adaptando también a Eça de Queirós- que sí encendíó al rancio sector conservador mexicano y habló con sutilezas de libertades e hipocresías, y no debió ocurrir aquí tampoco.

Un mensaje libertario cabe o debería caber ya en propuestas como esta y una vigilancia de su calidad es ya casi cosa de todos los días, se trate de comedias ligeras o de unas bastante más arrogantes. Por ello resulta inexplicable que La prima, siendo lo que es, no haya procurado ese paso extra y por el contrario sea en forma y fondo bastante más de lo mismo. Una pena, porque el público ya no es el mismo.

CONOCE MÁS. Este es el episodio con Alberto Cortés, director del gran documental El maíz en tiempos de guerra.

La prima
(México, 2017)
Dirige: Víctor Ugalde
Actúan: Natasha Esca, Jesús Ochoa, Mark Tacher, María Rojo
Guión: Vicente Leñero
Fotografía: Arturo de la Rosa
Duración: 97 min.

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