Sing ¡ven y canta! crítica

0

Sing ¡ven y canta!
Hola Baz Luhrmann
Por Erick Estrada
Cinegarage

Cuando en 2001 Baz Luhrmann quiso estirar el posmodernismo al armar su Moulin Rouge (EUA-Australia, 2001) a base de trozos de canciones pop descontextualizadas, machacadas y reacomodadas para dar voz a una extraña rock ópera de amores clásicos, la ejecución resultó más barroca que deconstructora, mucho más abigarrada que remaquillada y todo se vino abajo excepto para algunos fans del romanticismo pasado de moda de Luhrmann quien después remató el latigazo de edulcorantes con Australia (Australia-EUA-Reino Unido, 2008).

Ahora, quince años después y en una estructura un poco más cercana al musical tradicional una nueva historia retoma la idea (no sabemos si de manera intencional). Sing ¡ven y canta! (mucho más obvia en su nombre) también descontextualiza al pop (aunque ahora se trata del pop contemporáneo sin necesidad, casi, de refugiarse en los clásicos) para dar voz y pensamiento a sus personajes. Pero al eliminar la paja y el oropel que Luhrmann tanto disfrutó en Moulin, todo queda más claro, más liviano, más cercano.

¿Esa pérdida de “peso” en la forma se debe a que Sing es primordialmente una película para niños? No necesariamente y, de hecho, no. Sing simplemente acepta el diálogo entre canciones pues ellas mismas tienen un sentido en la historia que nos cuenta: el desarrollo, caída y cambio de rumbo de un concurso de canto en una animalópolis de fábula.

En ello, sin embargo, hay mensajes que ese público natural, el infantil, agradecerá igual que los padres. En el suspense sobre quién ganará el famoso concurso se aloja un giro sorpresivo que si bien puede pecar de ser demasiado correcto a nivel político presenta nuevos aspectos de sus personajes que necesariamente (aunque quizá no siempre de manera racional) provocarán a su vez la reflexión sobre la situación de la madre invisibilizada en una “familia tradicional”, la camaradería necesaria en un mundo que se acostumbra cada vez más a las utilidades y el dominio del dinero, la inclusión, la presión de los padres hacia los hijos, la búsqueda de identidad en la temprana adolescencia (parte del mercado natural de esta propuesta) y, lo mejor, resolverá esos conflictos en modelos mucho menos elaborados, más parecidos al teatro de Los Muppets y su infalible serie de televisión que a un musical tradicional (ahora sí), más necesitado de ópera y a veces hasta de tragedia.

Aquí no. En su lugar hay oportunas apariciones de un par canciones clásicas que matizan a sus personajes con muy decentes versiones de “My Way” (a la Frank Sinatra) y “I’m Still Standing” (de Elton John).

Si acaso Sing se acerca demasiado a la fórmula del cine diseñado para agradar a todo mundo esta es una de las mejores manifestaciones de esa fórmula. Si lo es, el mensaje que entrega amerita el uso de la fórmula e incluso puede que se aproveche de ella y de un humor más que decente, a veces ausente o extremadamente transparente en películas con menos idea.

Sing ¡ven y canta!
(Sing, EUA, 2016)
Dirige: Garth Jennings
Voces: Scarlett Johansson, Taron Egerton, Matthew McCounaghey, Seth McFarlane
Guión: Garth Jennings
Música: Joby Talbot
Duración 108 min.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *