En los jardines del rey
Versalles contra el bosque
Por Erick Estrada
Cinegarage
En esta historia amorosa (porque tampoco es una historia de amor) Alan Rickman interpreta al rey Luis XIV, empeñado en estrenar un jardín en Versalles por el simple capricho real de estrenarlo. Además de ello, Alan Rickman, actor al que le conocemos el rostro desde hace mucho tiempo, es también el director de esta historia amorosa (porque a pesar de todo sí es una historia de amor) y en ese otro papel, se nota que el capricho de este jardín visual que es En los jardines del rey, lo engulló igual que el diseño del jardín del rey Luis, con catarata y todo.
Vestuarios, peinados, maquillajes, zapatos, velas, escenarios, todo lo necesario para hacer una recreación de época sin tanto apoyo en lo digital (sabemos que por lo menos los vestidos y los escenarios están ahí) componen una coreografía visual que deslumbra y absorbe al mismo tiempo, pero que poco a poco se siente más un adorno de un guión un tanto plano que reflejo de un verdaero interés por temás más sustanciales que la historia de una mujer atrapada en las ramas de un amor que no puede ser. En pocas palabras, otro capricho de otro rey, en este caso, a cargo de la película.
Después de sortear algunos inconvenientes una mujer llamada Sabine de Barra (Kate Winslet) se convierte en una de las diseñadoras para el famoso nuevo jardín de rey, y trabajará a las órdenes de André Le Notre (Matthias Schoenaerts) con quien, adivinaron, comenzará una tórrida relación, accidentada pero alimentada por la convergencia de intereses profesionales: ambos aman el diseño de jardinería, se comunican con el mundo a través de las plantas, y saben que la estética puede, como el amor, aparecer en cualquier lugar en cualquier momento.
Ahí es donde la película muestra su primera fractura pues de haber sugerido la historia de superación de una mujer que no pertenece a la nobleza para sobrevivir en un mundo dominado por ella, la cinta pasa a una especie de recuento romántico en el que, a pesar de todo, la jardinería ocupa de manera muy evidente un segundo y hasta tercer plano, todo en pos de desarrollar una tragedia tardía que además se vaticinaba en la señorita De Barra a través de sueños recurrentes.
Si tomáramos todo como, efectivamente, un jardín diseñado según el capricho de su rey, con pasajes que regresan redundan y repiten panoramas, el jardín sería ideal, incluso desde el punto de vista caprichoso y con una que otra flor entregada de mano de Kate Winslet, sin duda lo mejor de la película.
Pero si esas mismas características se aplican a una historia que debería sugerir más lecturas, el desastre se asoma en cada secuencia.
¿Donde queda el discurso libertario en el que una mujer lucha desde su humilde trinchera en contra de las costumbres pre burguesas, la nobleza y sus vicios?
¿Dónde queda el enfrentamiento al machismo y al prejuicio que el mismo personaje debe realizar a veces más para satisfacción personal que para cumplir una obligación profesional?
Al parecer el guión lo olvida víctima de un podado poco certero, un poco descuidado, que deja muchas florituras en el aire (esas pequeñas multitudes que a veces ahogan a De Barra, esas imágenes que podrían transformarse en pinturas del siglo XVII) y se atora en el discurso del amor, predecible e incluso desencantador, especialmente en el que las orgías eran cosa de todos los días.
Es decir, quizá se hubiera preferido el bello caos de un jardín abarrotado que el cuidado y la precisión de lo versallesco, que es donde bien comienza esta película pero donde inexplicablemente decide atorarse para no moverse más.
En los jardines del rey
(A Little Chaos, Reino Unido, 2014)
Dirige: Alan Rickman
Actúan: Kate Winslet, Alan Rickman, Stanley Tucci, Matthias Schoenaerts
Guión: Jeremy Brock, Alison Deegan, Alan Rickman
Fotografía: Ellen Kuras
Duración: 117 min.