Lucy
La matrix de las chavas
Por Erick Estrada
Cinegarage
¿Cuántas veces puede contarnos Luc Besson la misma historia? Lo ha hecho ya demasiadas y cuando en Lucy decide citar sus propios clichés y alejarse de ellos apenas ha realizado el apunte, nos sorprende con una película casi minúscula en sus aspiraciones y, paradójico en un director/guionista que ha pecado muchas veces de superficialidad, muy atractiva en sus ligeros alcances.
Lucy es una chica común y corriente. Por eso sorprende precisamente que se vea como Scarlett Johansson pero… estamos rescatando los clichés bessonianos: todas sus protagonistas son guapísimas. Siendo una mujer común y corriente se ve enredada en un lío de drogas de alcances internacionales en lo material y de márgenes potencialmente amplios al llevarla a otras rutas.
A Lucy, que conforme la película avanza se parece más a la Johansson y menos a la Lucy del comienzo, se le induce de manera accidental una sobredosis de una droga nueva, mezcla de magnificador intelectual y de alucinógeno, al más puro estilo Aldous Huxley: su utilización es potencialmente la llave para abrir las puertas de la percepción y llevar al cerebro humano a niveles de operación simplemente desconocidos.
Desde el comienzo de la historia, es la propia voz de Lucy (que suena, y con razón, más sintética que en Ella de Spike Jonze) la que nos hace cuestionar ya no sólo la poca utilización que le damos como especie al cerbero, sino las razones por las que el planeta en el que esta misma especie se ha desarollado sea un completo desastre. Y desde ahí deberíamos haber visto que, por razones inexplicables, Besson estaba determinado a no seguir el camino que le conocemos tan bien. Y desde ahí debimos haber confiado en que cumpliría esa palabra.
Lo hace.
En cuanto Lucy -esta primera mujer super dotada intelectualmente gracias a que ha abierto las puertas de Huxley– comienza a darse cuenta de que lo es, lo que se dejaba ver como una película de acción, se estaciona al lado de The Matrix (EUA-Australia, 1999) y de ella extrae ideas de realidades alternas y de manipulación de información. Lucy no se mueve en una realidad virtual como Neo, pero sí es capaz de detectar el esqueleto de nuestra civilización y es ahí que la película recibe una inyección gratísima de ciencia ficción milenarista, de esa que nos hace ver nuestra ceguera cuando alguien descifra nuestros códigos, cuando alguien ve nuestras líneas de comunicación, cuando alguien desenmascara la fragilidad de los cimientos de la nueva religión que adora a la tecnología por sobre todas las cosas.
Pero en cuanto Lucy se entera que por razones que aquí no vienen al caso no tiene al tiempo de su lado, decide emprender un viaje dentro de la Matrix para vengarse de la situación en que se encuentra y es ahí cuando de nuevo aparca al lado de otra película, Kill Bill (EUA, 2003). Lucy se enfunda entonces en el papel de mujer de venganza, en feminidad empoderada, en dominatrix inteligente, en hembra devoradora de machos.
Pero sobre todo, Lucy decide al final también detener la propagación de esta droga porque, habiéndonos dicho que esto se parece a El quinto elemento (Francia, 1997), pero no lo es, Besson revira y a esta primera mujer super dotada le da la voz para decidir si el conocimiento eterno es la finalidad del ser humano y meterse muy por la orilla en lo terrenos borgianos de “Funes el memorioso” y de “El Aleph”, donde todo está en una esfera pequeña y donde el individuo puede hacerlo todo menos olvidar.
Por eso no extraña que su final se acurruque modestamente en los terrenos de 2001 Odisea del espacio (EUa-Reino Unido, 1968) y deje las preguntas abiertas y los símbolos listos para interpretarse como ustedes decidan.
¿Deberíamos saberlo todo? ¿El conocimiento total nos priva de humanidad? ¿La humanidad no tiene salvación? ¿Debemos tener o ser? ?¿El conocimiento se posee o es? ¿Al saberlo todo nos hacemos más sintéticos y de ahí que Scarlett nos mire fríamente, como máquina gigantesca?
Y todo, caminando en paralelo a una película de acción casi sin secuencias de acción, escrita y dirigida por un Luc Besson que no se parece a Luc Besson y en cuerpo y alma de una chica común y corriente que se ve como Scarlett Johansson.
Lucy
(EUA-Francia, 2014)0
Dirige: Luc Besson
Actúan: Scarlett Johansson, Morgan Freeman, Analeigh Tipton, Min-sik Choi
Guión: Luc Besson
Fotografía: Thierry Arbogast
Duración: 89 min.
Buena crítica para una película con un muy buen argumento, buenas interpretaciones y un errático desarrollo y final que la enturbian totalmente.
no entiendo como no ven mas alla……….creo que no usan su cerebro sobre un por ciento, no encuentro otra explicación….osea…..ignorancia puraaaaaaaaaaaaaa
increíble película, conocimiento puro, despertar del bueno ….gracias!!
Buena critica. El final de lucy vale la pena verlo juega muy bien con las teorias cuanticas y fantasea con ello.
Rebuscada, eterna, sin argumentos reales. La segunda crítica tuya que intento terminar de leer pero resulta simplemente imposible. Ni hablar. No soy experto.
No entiendo por qué cuando haces una videocrítica eres más directo y explícito, incluso haces emites una opinión al final en la que englobas si hay que verla o no; pero cuando haces críticas escritas, ¿quién te posee para hacer esto? Alejas toda aquella sencillez lingüística en tus videos para pasar a cuestiones tan subjetivas, como la misma película de Lucy, como lo que acabo de leer. Ojalá explicaras tus criterios para tanta diferencia
No sabes nada de cine. Mira que mencionar a “The Matrix” junto a esta basura… Lo peor, te atreves a citar a “2001” del fuera de serie Stanley Kubrick… En verdad este mundo esta lleno de imbéciles como tú.
acidooooo
Mi tipo de película (es que ya vengo de regreso) 😀