Los adioses, crítica. Película de la semana.

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Los adioses.
Femenina y feminista
Por Erick Estrada
Cinegarage

Nadie puede negar la importancia de la obra y del pensamiento de Rosario Castellanos, pero de la misma forma hay que aceptar que esa obra y ese pensamiento necesitan ser conocidos por nuevas generaciones, por el México posterior al que la perdió en 1974 especialmente en circunstancias como las que vivimos, en las que el modelo de vida patriarcal necesita ser reemplazado por uno que nos incluya a todos, en las que el machismo se manifiesta cada vez más unido a la violencia de género y en el que las mujeres comienzan a conquistar los espacios que ese modelo y ese machismo les han negado desde siempre.

En esas circunstancias Natalia Beristáin presenta Los adioses, un retrato emocional y de pensamiento de la autora que escapa de todas las cadenas que han hecho de las películas biográficas mexicanas, una losa a veces insufrible y otras fallida y poco sólida, para en su lugar rociar la pantalla con las ideas de Castellanos circundando los encuentros y desencuentros con su pareja Ricardo Guerra.

Desde ese punto de vista femenino (el de la escritora y filósofa y el de la propia Beristáin) se elabora con estos dos personajes (interpretados por Karina Gidi y Daniel Giménez Cacho) el símbolo de la lucha del pensamiento femenino (y feminista) en contra de un sistema acostumbrado al silencio de la mujer. Sorteando con sutileza y sin violentarnos con un acercamiento al drama barato, Beristáin (auxiliada por el montaje de Miguel Schverdfinger) deja clara la lucha de Castellanos no sólo para hacer escuchar su voz sino, como cientos de textos sobre su obra lo han dicho, para hacer que la voz de los silenciados en general sea escuchada (mujeres, indígenas, obreros). Pero también muestra el derecho de Castellanos (ella simbolizando el de todas las mujeres) a estar y vivir enamorada y realizar igual que su vida profesional, una privada que complemente su personalidad.

En el montaje vamos y venimos de la primera etapa de su relación con Guerra a la segunda, en las que Castellanos se da cuenta de la imposibilidad de cambiar el enfoque paternalista de su pareja y que la película empata con el de la circunstancia en la que vivió la escritora. Es decir, Los adioses describe sutilmente, sin escándalos ni voces panfletarias la pelea de una escritora y de una pensadora que enfrentó un sistema con la idea de cambiarlo pero, probablemente, sabiendo que ese cambio no estaría en sus manos.

Los adioses es una serie de pinceladas fuertes y claras del pensamiento feminista de Castellanos, quien peleó por modernizarlo (“Es increíble que la base del feminismo mexicano siga siendo Sor Juana” se dice en la película) y ejercitarlo dentro y fuera de su casa.

La película, con su balance, su montaje, su grata sutileza, carece de un trancazo final, de un zarpazo contundente, mostrar un poco el colmillo amenazante. Esa carencia, sin embargo, es completamente consecuente con el tono de la película, es decir, no necesita de este golpe final que, aunque no existe (porque la apuesta no lo necesita) ello no le resta a la película ninguna de sus cualidades, entre ellas la principal: traer hasta aquí y ahora la figura, la obra y el pensamiento de Rosario Castellanos, mostrar una lucha que en su momento no pudo ganar del todo pero que hoy alguien -o muchos- puede recoger para seguir peleando por los sin voz o para que alguien se inspire en lo que ella hizo y procure el cambio, dentro y fuera de su casa.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a No quiero dormir sola, dirigida por Natalia Beristáin.

Los adioses
(México, 2017)
Dirige: Natalia Beristáin
Actúan: Karina Gidi, Daniel Giménez Cacho, Tessa Ia, Pedro de Tavira
Guión: Javier Peñalosa, María Renée Prudencio
Fotografía: Dariela Ludlow
Duración: 85 min.

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